La tierra es el verdadero infierno. El
mundo material creado por el Demiurgo Jehová Satanás es la prisión de nuestro
espíritu, el cual, es usado para alimentar a este demonio y sus arcontes
parásitos.
La tierra es el Seol, el inframundo o
mundo inferior descrito por las filosofías y religiones antiguas. El lugar
donde las almas son atormentadas día y noche sufriendo las miserias de la
carne.
Desde el nacimiento, el ser humano ya
esta condenado a muerte. El individuo empieza a deteriorarse en el proceso de
descomposición de la carne, debido a la imperfección que permea a la
materia. Todos los seres vivos especialmente los humanos, estamos llenos de
enfermedades y condenados a depredarnos unos a otros para poder sobrevivir en
este infierno, desde el reino mineral, pasando por el reino animal y luego el
humano, para al final terminar siendo deglutidos por el Demiurgo, el cual se da
un gran banquete al final de cada ciclo del mundo (Creación y
Destrucción).
Por eso la importancia de liberar
nuestro espíritu encadenado a la materia. El
único propósito real que debería tener cada ser humano, es
luchar para escapar de la prisión material en la que lo han
condenado.
En la biblia, podemos ver que el mismo
rey David, le implora al Demiurgo Jehová Satanás, que no permita que su alma
sea abandonada en el Seol (Tierra).
Salmos 16:10 "Por tanto, mi
corazón se alegra y mi alma se regocija; también mi carne morará segura, 10pues
tú no abandonarás mi alma en el Seol, ni permitirás a tu Santo ver
corrupción. 11Me darás a conocer la senda de la vida; en tu
presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre."